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viernes, 29 de abril de 2016

Chico Malo

Es hora de irse de fiesta, viernes por la noche, sólo te queda esperar al bobo que te llevará, caminas por todo tu cuarto, analizas todos tus ángulos en el espejo, le escribes a tu mejor amiga, le escribes a él, a ambos les das aviso de tu pronta llegada.

Subes al auto y aunque fue poco lo que caminaste al sentarte descansas, estiras los pies, ves cómo se marcan las venas en tu piel, te relajas. Eres copiloto de un chico bueno, al cual estas usando para darle celos al malo, al galán. Le sacas plática de su día aunque para ser sinceras ¿A quién le interesa?

Abres tu cosmetiquera, sacas tu labial MAC Ruby Woo, te retocas los labios y acomodas los mechones de tu cabello, tu galán temporal no deja de verte. Ya quieres llegar al lugar, la casa es linda, las ventanas retumban por el sonido.

Al bajar te pones derechita de la cabeza a los pies, algunas miradas acechan tus piernas y a tus tacones rojos… Son más mujeres las que te observan que hombres, es lógico, está comprobado que las mujeres se visten para las mujeres, “No más para criticar”. Aun así logras tu cometido.

“Los vio, los vio”, dices a tus adentros, el chico malo vio tus piernas, al ritmo de la canción se acerca y te baila, sonríes y dice: – ¿A dónde nos vamos? –

Tomas su mano y lo llevas a la cocina de la casa ya comienzas a besar su cuello, él toma tu cintura, y susurra: – Larguémonos-

Montas su motocicleta y lo abrazas, sus miradas al frente, están trasladándose por el Boulevard Aeropuerto y al girar en la glorieta detrás de ustedes está un agente de tránsito, tienen el típico nerviosismo que siente todo mundo al descubrir que una autoridad los acecha,

– ¡Nos va a parar!- le gritas. Y él baja la velocidad, no de golpe, si no poco a poco, idealizas que así son sus caricias, lentas.

Tratan de disimular, al fin pueden avanzar, el agente pasa por la derecha… Sientes el aire entrando y saliendo por tu piel, hace frío pero ya sabes que en un rato obtendrás calor.

Desde donde están pueden ver toda la ciudad, bajas apoyando el pie derecho duro en el cemento, te da la mano para que tu bajar sea más fácil y das un saltito, te tambaleas él te vuelve a tomar por la cintura y pasa su brazo por tu cuello; te da un beso en la frente. Tu teléfono vibra y suena tu madre está llamando.

-Es mejor que lo apagues no querrás que nos interrumpan tan bella noche- dice.

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