-Entrar aquí
va ser una perdición-
Me dijo mi amiga y me nalgueo, sonreí,
todos brincaban, la música a todo volumen, pude ver a varios de mi salón
actuando como nunca. La mayoría cargaba
en sus manos un vaso con un líquido negro, estaban alucinados, probablemente sintieron
y pensaron que sería Brandy pero solo
era coca, ¡Alucines!
En un asiento blanco caían los
holanes de mi falda holgada, las penumbras de colores bailaban sobre ella.
Natalia, mi amiga se olvidó de mí, se fue a la pista a bailar. Natalia estaba
desatada, al ver como movía su cadera y piernas, yo comencé a mover los
hombros, después las manos, sabía que mis movimientos no eran sensuales como
las chicas que perreaban en la pista pero me agradaba la idea de sentir la música.
Natalia corrió hacia mí y
llevo a la pista, baile como nunca. El
sudor corría por mi espalda y piernas.
-Auch, ca…- grite
-Perdón,
perdón-
Un tipo, me había metido un
codazo. Comenzamos a mover nuestros cuerpos, acercándonos, tomo mis hombros con
las manos y me dijo:
–Quieta-
Y ahí nos quedamos…quietos, en medio de la pista nos
comenzamos a besar.