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sábado, 16 de abril de 2016

Mi primer cicatriz

En la mesa había una pirámide de emparedados, a su lado, una nota que decía: “Limpian la casa”.

Mamá solía prepararnos unos deliciosos sándwiches para almorzar, pues ella y mi padre salían a trabajar desde temprano. Mis hermanos y yo nos repartíamos las actividades de la manera siguiente: escribíamos en pequeños papeles las áreas de la casa, después los doblábamos y los metíamos a un bote de plástico; luego los revolvíamos. Yo, por ser el más pequeño tenía que ser el primero en sacar mi papel. Después contábamos hasta 3 y los podíamos abrir, ellos comenzaban a reír y a “echarme carrilla”. Hoy tuve mala suerte, baños y cuarto de mis papás me toco,  eso es lo más pesado de la casa.

César estaba viendo la televisión, le dije –Comienza, se hará tarde y terminando esto queremos salir a jugar futbol- . (Enfrente de mi casa hay un parque enorme y el pasto está perfecto). Hizo caso omiso, siguió embobado en la televisión.

Yo comencé por tender la cama de mis papás, a Christian mi hermano mayor le había tocado la cocina, después recogía la ropa tirada, la colocaba en un cesto para que mi madre la llevara a la lavandería.

-¡Ay!- se escuchó un grito -¿Qué paso?- pregunté, pero nadie contesto; escuche como alguien azoto una puerta; vuelvo a preguntar pero nadie contesta.

Salgo de la habitación de mis padres y César aún sigue embobado en la televisión. Bajo las escaleras y afuera de la puerta del baño hay sangre, es un camino de sangre lo sigo y termina en la cocina…

En la barra cristal de la cocina donde solemos desayunar hay un “cuchillo cebollero”, así le dice mi mamá; supongo que por su tamaño, está lleno de sangre… Voy corriendo al baño toco la puerta, y escucho algunos sollozos.

-¡Me corte Luis, me corte!-

-¡Abre la puerta por favor!-

-¡No puedo, me duele!-

Empujaba la puerta pero obviamente jamás podría tumbarla, corrí por el teléfono inalámbrico y subí las escaleras, le grite a Cesar –Christian está herido-

Debía hablarle a mis papás, pero no quería asustar a mi mama, no importa no sabía que tan profunda era la herida de Christian, dijeron que vendrían enseguida.

Tenía curiosidad de ver a Christian así que baje nuevamente y pegue la oreja a la puerta, después de esperar por cinco minutos y solo escuchar agua cayendo sobre el lavadero… la puerta se abrió poco a poco…

Christian tenía en la mano izquierda tenía una toalla pequeña. Sus ojos estaban muy rojos, le dije

– Quítate la toalla quiero ver-

Comenzó a deslizar la toalla con la otra mano, la cortada era profunda y larga, comenzaba en el dedo índice y terminaba en la esquina de su muñeca, era una cortada inclinada y no paraba de sangrar. Le dije que ya venían mis papas en camino pero el suplico que le bajara el agua oxigenada para que no se infectara, tal vez tenían que inyectarlo porque podíamos ver la piel interna.

No quería dejarlo solo, se presionaba. Julio bajo y estaba de curioso quería jalarle la toalla pero Christian ya no quería quitársela, mande a Julio por el agua oxigenada, subió quejándose, había un batidero de sangre en el baño, en el lavamanos ya no tanto, pero el rollo de papel estaba muy manchado, lo tire a la basura y le dije a Christian que no se preocupara que mis papas venían en camino.

Se sentó en la sala, apenas venia Julio con el agua oxigenada cuando mi madre abrió la puerta desesperada, venía muy preocupada; mire feo a papá como si a él le importara que yo estuviera enojado ahora.

Arrancaron en el auto… todo fue tan rápido, le dije a Julio que limpiara la cocina, yo limpiaría el baño.

Con una franela limpie la sangre del piso, después con una esponja talle el lavabo y con el mechudo trapeé el piso, termine de limpiar el cuarto de mis papás, ya había pasado una hora y no teníamos noticias de Christian.

A esa edad uno piensa lo peor, Julio hasta me sugestiono con que Christian ya no tendría mano. Buscamos apodos para él, “Luke” decía Julio, “Capitán Garfio”, lo reté.

Seguíamos nerviosos así que prendimos la tele, me quedé profundamente dormido, esto lo supe cuando frente a mi cara Christian movía su mano vendada y sonreía -Mi primer cicatriz- dijo.

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