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martes, 3 de mayo de 2016

Suicidio

Una, dos, tres, no puedo, no puedo aventarme de este banco de madera, mi cuello esta rojo por tanto muelleo, mis cachetes están humedecidos por tantas lágrimas, tenía otras opciones: pastillas, una bala pero creo que soy muy cobarde.

Sobre el muro de mi madre, he dejado el dinero suficiente para mi familia y amigos escapen, aunque lamentablemente no para que sobrevivan, también deje cuatro cartas, en ellas me despedí de mi papá, de mi mamá, de mi mejor amigo y de sacerdote de la parroquia a la cual solía ir todos los domingos.

Es sencillo, tome malas decisiones y no quiero que le hagan daño a mi familia, me desespere de baja economía, lo poco que gana mi Madre lo invertía en comida y en gastos de la casa.

Mi padre no podía hacer nada por nosotros, estaba condenado a una silla de ruedas, condena que pagábamos todos, lloraba y se humillaba todos los días, estas fueron las dos razones principales para que yo  me metiera en problemas.

Le mentí a todo el mundo, comencé a vender droga en mis círculos cercanos, ¿Cómo fue mi vínculo con ellos?

Un día cansada de la escuela y de la casa, me dispuse a ir a un antro de la ciudad, “Hoy, jueves no pagan las mujeres”, decían el anuncio, iba sola, la música me envolvió como una sábana, se me acerco una chica con facciones muy extrañas, todo en ella era grande y largo, su nariz puntiaguda, sus ojos y extremidades.

Bailo conmigo mucho rato, después me llevo al baño, abrió mi boca con su mano y colocó una pastilla en mi lengua, me dio una tarjeta y se fue. Me acerque al espejo a una distancia completamente tonta para golpearme en la frente, tome con todos mis dedos mi ojo izquierdo, lo abrí y mis pupilas estaban súper dilatadas.

Salí y baile como nunca, no bebí, no solía hacerlo. Sonó la alarma, tenía que ir a la escuela, me sentía fatal, no podía levantarme de cama, le hable a mi Madre, y me ayudo a levantarme.

-¿Qué pasa contigo hija, no eres de fiesta ni de vicios, por qué llegaste así?

-No tome mamá, solo estoy cansada, le dije

Me llevo hasta la regadera, el agua logró despertarme, estado en clases pensaba en aquella mujer que me dio esa pastilla, ¿Por qué así?, ¿Por qué sin decir una solo palabra?

En el receso, le conté a mi mejor amigo todo lo que paso, solamente se rio. Me acompaño hasta mi casa, comí con padre, llore con él y pensé de nuevo en esa mujer.

¿Dónde deje su tarjeta? Moví todo de mi cuarto, no la encontré. Esa noche volví a ir al antro, page el cover de 100 pesos, esperaba que valiera pena gastar mi ahorro de varios días… en serio, así de mal estaba mi economía.

La encontré acechando a otra chica como a mí, cuide de que no me reconociera, la llevo al baño como a mí y ahí la encaré.

-¿Qué… quieres más?, me sorprendieron sus palabras y le dije que no,  moviendo mi cabeza de derecha a izquierda

-¿Quién eres, y por qué me drogaste?

-¿No te gustó?

-Sí, pero…

-Anda, son 500 pesos.

-¿500 pesos?, pensé

– Lo supuse, no tienes nada, respondió y camino hacia la puerta

-Espera, ¿Cuál es tu nombre?

-Eso no es importante, si te quieres divertir, consigue dinero y márcame, te día mi tarjeta ayer.

-La perdí, y no te buscaré porque no tengo dinero, no es mi prioridad, estoy estudiando

Cuando le dije esto regreso y me dijo vámonos, ella sabía que yo era un blanco fácil. Supo leer mis necesidades, antes de contarle toda mi historia. Jacqueline, me invito a cenar, ahí le conté mi situación… La muy perra disfrazo sus objetivos con compresión, me propuso lo que ya saben… Vender drogas.

Comencé muy bien, nadie en la preparatoria vendía drogas, me emocione, pues aportaba lo que necesitábamos en mi hogar, les daba a ganar tanto que me obsequiaron una silla modernísima para mi padre.

Nadie sospechaba, mi madre estaba orgullosa, le comente que trabajaba de asistente en un despacho, de un despacho importante. Un profesor me encontró un paquete en la mochila, creí que todo acabaría ahí, pero no, él también se convirtió en uno de mis clientes.

Jacqueline, me invito a una reunión donde pude conocer a los “Mayores”, ellos dominaban toda el tráfico de drogas en mi región. Me dieron la orden de avanzar más, ya sería como Jacqueline, iría a los antros y abordaría. También me pidieron que fuera a preparatorias cercanas…. Lo hice.

Era una de las mejores vendedoras, si no es que la mejor. Día a día, el miedo iba creciendo en mí, sabía que no podía salir de ahí nunca.

Un domingo decidí ir a iglesia, me forme para poder confesarme, me arrodille en el acolchonado banco y pedí perdón, el padre mi pidió que hablara con mis padres y me entregará, pero no lo hice, sólo me quede a orar lo que el padre me había exigido.

Me habían regalado un auto, nos habíamos mudado del barrio donde vivíamos. En las fiestas que nos hacían los “Mayores”, Jacqueline se comportaba como extraña conmigo, me tiraba una carilla fuera de lugar.

Esa noche uno de los “Mayores”, Tadeo, me dio una tarea especial, me pidió que llevará un pedido con un valor de 500,000 pesos. Lo guarde en mi mochila y seguí la fiesta, maneje a mi casa, note que alguien me seguía, no le tome importancia, entre a mi fraccionamiento y baje, de un carro negro salieron varios tipos, me pegaron contra la pared y se llevaron la mochila.

Entre alteradísima a la casa, me encerré en mi habitación y le hable a Jacqueline, la muy perra me regaño y me dijo que los jefes estarían molestos.

Al día siguiente, nerviosa le marque a Tadeo, le explique la situación y me dijo que a él no le importaba que necesitaba ese dinero para mañana.

-Mira, princesa, se dónde  vas, a qué hora estás en tu casa, también sé que tu padre va a rehabilitación cada miércoles, tu madre va al súper cada tercer día, tu mejor amigo vive en Valle Nuevo, así que o me traes mi dinero o atente a las consecuencias.

Me tenían vigilada y peor aún a mi familia.- Sí, pero yo no tengo ese dinero, yo no sé quién esté implicado – mi voz temblorosa explicó-

-Vaya pues, arréglatelas como puedas-

Esa tarde, revise mis cuentas, le pedí a mi madre que me prestará, aun así no conseguía una cantidad fuerte, hable con Jacqueline y la cite en un café.

Platicamos de toda la situación, al final me dijo la verdad, ella me había robado, me quería fuera, me dijo que no me harían nada, pero ella, tontamente no sabía en todo el enredo que me había metido, no se me ocurrió grabar lo que me había confesado.

Le marque nuevamente a Tadeo, no me contesto, le mande un mensaje explicándole y suplicándole por mi familia, no le dije la verdad, que había sido Jacqueline, ¿Para qué?, no quería cargar con su muerte.

Y aquí estoy, en el borde del banco, a punto de saltar de el…

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