Etiquetas

miércoles, 17 de agosto de 2016

Queridos Santos Reyes

-¡Mamá, mamá! me han contado sobre los reyes magos en la escuela. -¡Dime!, ¡Dime, si es verdad!- (Gritando y saltando le decía a mamá, ella estaba reposando en un sillón azul que tenemos en la casa).

– Tranquila.  -Dijo mi padre, pero yo ya estaba en los brazos de mi madre dándole detalles de esos tres reyes.

-Mami, cada uno de ellos tiene un animal: Un camello, un elefante y un caballo; año con año, el día 6 de enero traen juguetes para todos los niños.

-Así es hijita, los reyes traen obsequios a los niños y niñas que se portan bien.

-¿Por qué nunca me lo contaste?-

-Sería una sorpresa este año, tu primer año. -Con sus dedos acaricio mi mentón, solo sonreí.

-Debes hacer una carta pidiendo los juguetes que tú quieras- me decía mi papá mientras me cargaba. Me dejo caer suavemente sobre una de las doce sillas del comedor y me trajo una hoja y una pluma.

-Tienes que comenzar así… “Queridos santos reyes”, después les pides los juguetes que quieres, una vez terminada tu carta, debes dejar en un zapato.

-¿Zapato?, ¿Para que ellos quieren mis zapatos? o bueno ¿solo uno?-

Terminé la carta, subí por las escaleras, (me agradan) es fácil correr en ellas aunque no debería de hacerlo; el piso es brilloso y varias tonalidades de color café. Abrí mi closet, todo mi cuarto es rosa, papá le ha puesto mariposas por todos lados y de todo tipo (bueno menos vivas). Tome mis tenis que tenían foquitos a los lados (cada vez que los pisas brillan). Coloqué la carta adentro de uno, y les di un golpecito para que se quedaran brillando.

Estaba ansiosa, me subía a los sillones de color azul, me asomaba por la ventana, encendía el televisor… lo apagaba. Mis papas optaron por llevarme al supermercado, durante todo el camino le pedí a papa que me describiera como eran los reyes, si tenían barba, si eran altos, como era su ropa.

Me subieron al frio carrito, mis muslos lo resentían, mamá tomaba cosas de cada pasillo, le pedí que me comprara mi cereal favorito, son aritos de miel, papá me hizo cosquillas. De pronto vi a varios papás escogiendo juguetes, se lo señale a mi padre.

-Los papas les dejaban recado a los del súper y los del súper ya le tienen listos los obsequios a los reyes- contestó. También me dijo que debía entender que los papás y los reyes tenían una conexión especial.

-¿Entonces cuando yo sea madre, podré hablar con los reyes? –

-Sí hijita- Mami salió de la nada y me beso la mejilla. -¿No quieres ver los juguetes con papá? Mientras yo escojo la fruta.-Si mami, no olvides las manzanas-.

Pelotas, muñecas, juegos de mesa, había de todo, todos los niños iban de la mano de sus padres, algunos estaban haciendo berrinche, tirados en el suelo, otros señalaban todos los juguetes que querían… pude notar que varios adolecentes iban detrás de sus padres, suplicando irse de ese lugar. Fue entonces que la vi… una hermosa muñeca, tenía el cabello en rulos y dorado, con un casco rosa, tenía rodilleras y patineta.

– ¡Esa papá! esa quiero. – Papá, la bajo del estante, eleve ambas manos para poder tomarla, la abrace y desee tenerla, era perfecta.

-Tiene un control remoto- dijo papá. Me emocione aún más.

A lo lejos vi que Mamá nos hacía señas, ya era tiempo de irnos, no renegué. Le conté a mamá del único juguete que quería, era esa muñeca pero ya había hecho la cartita. Comencé a sollozar.

-Deja una nota y tal vez te la traerán- papá intento tranquilizarme. Abrí con fuerza la puerta, corrí de nuevo por las escaleras, y escribí en una hoja de papel:

Pd. Estimados reyes,

Olviden mí otra carta,

Solo quiero la “Dolly patines”,

Ojala les guste el cereal de miel.

Mamá me obligo a dormir, tomó mi cuento favorito “La sirenita”, se acomodó a mi lado y comenzó a leerme,  me dormí profundamente. Al abrir los ojos pude sentir el calor sobre mi rostro, me levante de un brinco…

Baje las escaleras despacio, lo que nunca hacia…y ahí estaba ella la “Dolly patines”, también había otras cosas pero siendo sincera no me importo, era mi primer juguete, esa hermosa muñeca debía mostrarle a mis padres, significaba que yo era  un niña buena, los santos reyes me había obsequiado lo que tanto quería.

Llegue a su cama y les mostré lo maravillosa que era mi muñeca, siendo una pequeña avariciosa le pregunte a papá

– ¿ Hasta qué edad recibiré juguetes?-

– ¡Acabas de recibir tu primer juguete y quieres ya saber cuándo será el último!, ¡Relájate mujercita!- Dijo mi padre en tono serio.

-No, no quiero crecer nunca- Ambos me abrazaron.

Paso una semana,  en la escuela pude llevar a “Dolly”, presumí a todo el mundo las piruetas que podía hacer. Pasaban los días y yo salía todas las tardes con “Dolly”. Cada día aumentaba el nivel, la tarde del viernes me agote en la calle, quería ducharme, así que subí las escaleras…

¿A caso Dolly podría saltarlas?

Me gano la duda y me orillo el ego, por ser tan buena manejando a aquella muñeca, la puse al filo del escalón más alto, presione el botón de avance… “Dolly” se fue desmembrando, me tape los oídos para no escuchar los “trancazos”, salió volando un pie y el casco. Llego al final… baje, tome sus restos y los sube a mi habitación, fui una tonta descuidada, entré al cuarto de mi papás.

-No fue un accidente, lloraba.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario